Es curioso como este blog me ha cambiado
personalmente, y digo me ha cambiado, en el sentido de prestar más atención a
la música de mi alrededor. La música que suena en un supermercado, la que
escucha mi hermano a toda voz mientras se ducha, la música que comparten por
las redes sociales, la de un coche que pasa por la carretera…todas ellas captan
mi atención y me traen posibles temas de los que hablar en mi próxima
publicación. Esta vez, el causante de este post es un vídeo que llegó a mi de
casualidad mientras andaba por Facebook. Un vídeo que me ha transmitido
indescriptibles emociones y estoy segura que no solo a mi, porque lo que se
produce en él es magia.
¿No se os salta las lágrimas? Es maravilloso.
La música crea algo asombroso en esa niña que baila con ella, dejando las preocupaciones
y los problemas en segundo plano.
En esos casos terribles, donde los más
pequeños sufren enfermedades como el cáncer, la música les devuelve las ganas
de sonreír después de no poder moverse de la cama durante todo el día, o de
bailar sin sentir el dolor de sus muñecas o tobillos donde le han estado pinchado
para colocarle la vía. Cuando no quieren comer siempre la misma comida de
hospital, o no quieren repetir los puzles porque ya se los conocen, bailar y cantar es lo único que pueden hacer
una y otra vez sin cansarse. La música les da fuerza, alegría y VIDA. Y todo
esto que digo, lo cuento como experiencia propia, experiencia que gracias a
dios ha tenido final feliz.
Si me lo permitís, os quiero mostrar un trocito de mi corazón:
Mi sobrina que acaba de cumplir 4 años, mi pequeña heroína como yo la llamo, nos ha dado la lección de vida más grande del
mundo. Cuando tenía un añito, cerca de los dos, le diagnosticaron un cáncer
¡Que palabra más grande para algo tan pequeño! Ahora, cuando alzo la vista
atrás, me recuerdo casi diariamente buscando y descargándome músicas para
llevarle al hospital, y es que se pasaba todo el día con el pendrive enchufado
a la tele cantando y bailando. Cada vez que la visitaba acababa rendida, no
podíamos parar ni un minuto de bailar, era como su vía de escape a todas las
rabietas que le entraban por no entender qué hacía en una habitación sin salir,
sin ir al parque o a la playa, sin comer lo que quisiera, o porqué todo el que
entraba en la habitación se tenía que poner una mascarilla… en definitiva, la
música era la mejor terapia.
Os voy a mostrar un pequeño vídeo donde la podéis ver en el hospital y seguro os contagiará de su alegría cantando con mucho arte la rumbera.
Os voy a mostrar un pequeño vídeo donde la podéis ver en el hospital y seguro os contagiará de su alegría cantando con mucho arte la rumbera.
Después de estar leyendo varias páginas web sobre la musicoterapia, me gustaría resumiros en cinco beneficios lo grandioso que es para los niños:
1. La musicoterapia, además de ser una
herramienta para fomentar su imaginación, creatividad, formación de conceptos y
agilidad mental, potencia las funciones cognitivas, mejora la atención y la
concentración de los niños.
2. Mejora los problemas emocionales,
fortalece la autoestima del niño, haciendo que se sienta más seguro y confiado
de sí mismo.
3. A través de la musicoterapia los niños
adquieren y desarrollan sus habilidades de expresión corporal, potencia su
discriminación auditiva y su coordinación motora. Además, aprenden a
vocalizar y consiguen liberar la energía reprimida.
4. La música ayuda a los niños a expresarse,
es una manera para motivarlos a salir de su zona de confort e interactuar con
el resto de las personas mostrando su verdadero ‘yo’.
5. Es una estrategia estupenda para
estimular el desarrollo cerebral infantil. De hecho, la música es capaz de
estimular la liberación de dopamina, un neurotransmisor relacionado con el
estado de ánimo.
Espero que esta publicación, un poco más íntima, os haya gustado...¡Hasta pronto!
Publicado por Lidia Macías Batista
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