martes, 11 de abril de 2017

Todos somos música


Como ya vimos en el taller de Recapacicla: música con instrumentos reciclados, hemos aprendido que la música puede nacer a partir de cualquier superficie que produzca un sonido. Con cualquier tipo de objetos podemos crear una melodía agradable a los sentidos. 
Una práctica cada vez más habitual es la de crear música con nuestro propio cuerpo.  
En el flamenco, uno de los géneros musicales más escuchados, producimos un sonido muy usado de forma sencilla: las palmas. Este sonido consiste en golpear una palma de la mano contra otra de forma que, al dejar un hueco entre ambas que actúe de caja de resonancia, se produzca un sonido. Las palmas se pueden dar con distintos ritmos y así crear una base. 
También, otro sonido que nos sirve como melodía es el silbido. Es un sonido agudo producido por el viento que pasa por los labios fruncidos. Se puede modificar con los dedos, introduciendo los en la boca o agarrando los labios, para que hagan diferentes sonidos. El sonido varía con la posición de los labios, la lengua o los dientes y la boca actúa a modo de caja de resonancia. 
En cambio, aunque sean la más comunes y usadas, éstas no son las únicas formas de crear música con nuestro cuerpo. 
Piernas, brazos, o vientre son algunas de las partes que podemos aprovechar para producir sonido. Sólo necesitamos un sonido percutor que golpee en una superficie que haga de caja de resonancia. 
Por ejemplo, si damos palmas en nuestro pecho, la mano sería el instrumento percutor y la caja torácica actuaría como caja de resonancia. 
En una clase de educación infantil podemos trabajar este tipo de música y así introducir a los pequeños en la magia de la música y el ritmo: se verían diferentes compases, diferentes velocidades o diferentes alturas, entre otras cualidades del sonido. Cada niño podría hacer un sonido diferente al de los demás innovando con las partes de su cuerpo. Todos los sonidos serían válidos siempre que no usaran ningún instrumento para producirlo. De esta forma también estarían trabajando el esquema corporal y tendrían una mayor conciencia sobre cómo se produce el sonido sin ningún gasto en material. 
Aunque parezca que ésta forma de música sólo sirve de acompañamiento, hay compañías y grupos que se dedican a interpretar canciones únicamente con sonidos producidos por ellos mismos, algo muy difícil y llamativo. 
Aquí os dejo un grupo

A disfrutar componiendo, ya que ahora no hay excusa para no hacer música.

Publicado por Cristina Escolar

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